11 de agosto de 2008

Capítulo 2 (segunda parte)


- Todo estará bien. -
Por alguna extraña razón, Selena le creyó y se quedó quieta. Había algo en los ojos de ese extraño personaje, que le inspiraba confianza. David se inclinó y le desató los nudos de las manos y Selena se incorporó. Una fuerte punzada en la cintura la hizo detenerse y tuvo que sujetarse de David para no caerse. Estaba tan asustada que aún no había dicho una sola palabra, ni siquiera para preguntar que había sido de su hermana. David la sujetó por la cintura, intentando no tocarle la herida y se quedó mirándola unos segundos.
- Tranquila, no te haré daño. Soy David, y quiero ayudarte. - le dijo, acompañándola hasta la cama y ayudándole a sentarse.
Selena lo miró, preguntándose que iba a pasarle, y, aunque confiaba en él, aún estaba asustada. Por alguna extraña razón, ella sentía que no era la primera vez que lo veía, que había algo más detrás de aquella sensación que sentía. Todo le resultaba extrañamente familiar. David se sentó junto a ella. Intuitivamente, Selena lo abrazó temblando como una niña y él la rodeó con sus brazos.
- No te preocupes. Ven. -
La ayudó a sacarse el suéter, le rompió una manga y la empapó en el agua que había traído. Le limpió el rostro, el brazo y le enjuago la cortada que tenía en la cintura.
David se sacó la camisa, dejando al descubierto su torso, y la fue cortando hasta que armó varios vendajes precarios para cubrir las heridas de la joven.
- Gracias. - murmuró tímidamente, levantando la mirada.
- No tienes nada que agradecerme. -
David se le fue acercando lentamente, hasta que casi pudieron sentir la respiración del otro y sus miradas se encontraron profundamente. Selena bajó la cabeza, avergonzada, dirigiendo su interés hacia la venda de su brazo derecho.
- Sólo quiero encontrar a mi hermana. Necesito salir de aquí, déjame ir, por favor...
- No tienes por qué tener miedo, vamos a encontrar a tu hermana y, pase lo que pase, voy a protegerte. No voy a permitir que nadie te lastimé. -
Sin saber por qué, Selena rompió a llorar. La última persona que había prometido protegerla se había marchado y la había dejado sola con su hermana. Un dolor terrible le perforaba el pecho, sólo de pensar en esa noche.
- Volveré pronto. No te inquietes, intenta descansar. -
Selena asintió con la cabeza y se recostó en la cama, que tenía sábanas de seda y un edredón color uva. Todo en esa habitación le era extraño pero familiarmente cómodo, como si ya hubiese estado allí en algún momento. Lentamente, se fue rindiendo ante el dolor de las heridas; hasta que le ganó el cansancio, y se durmió.
Cuando logró vencer el peso de sus párpados, ya había amanecido. El hecho de que fuera de día no le agradaba demasiado, eso significaba que todos estarían ya en la casa. Por lo que no tenía intención de abandonar el cuarto hasta que David le dijera lo que tenía que hacer.
Cuando, de pequeña, su abuelo Ben le contaba historias de vampiros, Selena las consideraba sólo eso: historias. Pero, a medida que había ido creciendo, había ido tomando conciencia de la magnitud que su herencia de sangre le acarreaba. Y, aunque sabía que un día vendrían a buscarla, nunca había querido pensar en cuanto tiempo le faltaba para perder todo lo que más amaba. De repente, sus deseos de escapar se fueron esfumando y su mente comenzó a maquinar de forma racional. Dado su estado de salud, era obvio que no iba a poder ir a ningún lado. Y si las cosas empeoraban, lo cual era lo más probable, no podría ni siquiera levantarse de la cama. ¿Cómo pretendía salvar a su hermana si ni siquiera iba a poder moverse? Entonces, una serie de imágenes se sucedieron en su mente: fuerza, destreza, velocidad... ¡No! Definitivamente, no. Debía alejar esa idea de su mente, antes de que se convirtiera en una obsesión. Aunque su mente, que era bastante prudente cuando estaba en peligro, le decía que era un plan lo bastante bueno como para matar dos pájaros de un tiro.

27 de julio de 2008

Capítulo 2: Trampa


En el sector más frondoso del bosque, en un lugar donde no cualquiera podía llegar, se erguía una casucha destartalada. Era bastante amplia, tenía la pintura de las paredes descascarada y la maleza crecía anárquicamente en los alrededores.
Victorie, Katerina, Jensen y Selena, aún cargada al hombro de éste último, entraron en la casa; y el ruido que hizo la puerta al cerrarse resonó en los alrededores.
Jensen dejó en el suelo a la muchacha y avanzó tras Victorie. Se acercó a ella y le pasó el dedo por una cortadura que tenía en el brazo.
- No es gracioso, lárgate. - le dijo, sacando el brazo como si la hubiese quemado.
Jensen se chupó la sangre del dedo, mientras sonreía.
- Supervivencia del más fuerte, Vic. No quiero que me pase lo mismo que a tu hermano. -
Ella lo acorraló contra la pared, sujetándolo del cuello, y sus ojos emitieron un brillo color rojo sangre. Sus colmillos crecieron y arqueó las cejas, mientras se relamía los labios.
- ¿Vas a morderme, princesa? Porque no te tengo miedo. -
Un joven de tez pálida, que aparentaba no tener más de veinticinco años, salió de una de las habitaciones, poniéndose una camisa y caminó a través del pasillo. Su nombre era David Spencer y era uno de los más poderosos del grupo.
- ¿Qué es todo este alboroto? -
Victorie dudó un momento y, luego soltó a Jensen, ocultando sus colmillos.
- No pasa nada. - respondió él, bajando la vista.
No le convenía discutir, no con el estado de las cosas.
Katerina apareció por detrás de David y le acarició el hombro, sonriendo. Él se zafó, como si sintiera un gran desprecio por ella.
- Te traje lo que nos pediste, está allá. - le dijo, haciendo un ademán con la cabeza.
- ¿Solo eso? Porque me parece bien decirle que podríamos haberla traído correctamente, pero recurriste a la fuerza y la lastimaste. -
David empujó a Katerina a un lado y caminó rápidamente, mirando hacia los costados, buscándola en las habitaciones. Selena estaba atada, por las manos, a una silla, en la habitación contigua a la de Victorie. David entró, cerrando la puerta tras de sí, y ninguno de los otros tres se atrevió a entrar. La cabeza de la muchacha estaba inerte sobre su pecho y tenía la ropa raída. David se agachó junto a ella y le corrió el cabello para observar su rostro. Una línea de sangre le goteaba de la ceja, atravesando su rostro y se confundía con lágrimas secas que le habían brotado en algún momento de sus ojos. Examinó el territorio de alrededor de la silla, había mucha sangre que brotaba de numerosas heridas, sus ojos brillaron por un segundo. No, no era el momento. Permaneció en silencio, mirándola por unos momentos y luego salió.
- ¿Quién la lastimó? -
Jensen y Victorie bajaron la vista, la única que lo miraba fijamente y con seguridad era Katerina.
- ¿Nadie? Muy bien. ¿Dónde está la hermana? -
- Cuando llegué ya no estaba, creo que los otros se la llevaron. - respondió Victorie, casi murmurando.
- Bien. Ustedes dos afuera, vayan a buscar a la pequeña. Katerina tendrás que salir a cazar a partir de ahora, se acabaron las comodidades; y no creas que mi padre va a protegerte. Mientras ella esté en la casa, las cosas van a ser muy diferentes. -
- Pero, David...
Al ver el ambiente, más tenso de lo normal, los otros dos salieron a cumplir la orden y dejaron a Katerina y David discutiendo.
- ¡Ordené claramente que no la lastimarán! ¡Te quiero fuera de mi vista, inmediatamente! -
Katerina se marchó y sus tacones resonaron, en todo el pasillo, mientras se alejaba.
David llenó un recipiente con agua y volvió a entrar en la habitación. Había esperado tanto tiempo ese momento y todo había salido mal. Selena abrió lentamente los ojos y parpadeó repetidas veces hasta que se acostumbró a la poca luz que había. Cuando vio a David intentó incorporarse para huir, pero las sogas que la sujetaban la echaron para atrás...

11 de junio de 2008

continuación capítulo 1


Selena corría bajo la lluvia pero el barro le dificultaba el paso. Tropezó y volvió a levantarse, intentando varias veces alcanzar a su hermana. De pronto, otro lobo salió de entre los árboles y se abalanzó sobre Selena que intentó protegerse con su brazo, pero el lobo clavó profundamente sus colmillos en él.
Un rayo cruzó el cielo y el trueno, que lo sucedió, tapó los gritos de las dos hermanas que intentaban salvarse de una muerte segura. Selena forcejeaba para quitarse al lobo de encima que no se separaba de su brazo, entonces se oyó un ruido metálico y el lobo soltó a la muchacha.
Una joven de cabellos rojizos erguió su espada, para protegerse del lobo que ahora arremetía contra ella.
- Llegaste tarde. - habló el lobo, relamiéndose la sangre que le manchaba el rostro.
- Aléjate de la muchacha, este es nuestro territorio. -
- Creen que son la raza dominante y siempre llegan tarde. Si fuera su líder, estaría decepcionado. - dijo, luego retrocedió y se marchó en busca de otra presa indefensa.
Selena estaba, en medio del barro, intentando apretarse la herida para que dejara de sangrar. La muchacha le tendió la mano para ayudarla a levantarse, pero Selena retrocedió.
- Tranquila, déjame ayudarte. -
- No, puedo sola. Tengo que ir a buscar a mi hermana, antes que otro monstruo como ustedes le haga daño. - dijo, incorporándose.
- No soy ningún monstruo y ahora tienes que venir conmigo. Tendrás tiempo de sobra para entender todo esto después. -
- ¿No les alcanzó con destruir a mi familia y ahora vienen a buscar más? ¡Aléjate de mí! Tráiganme a mi hermana de vuelta y lárguense. -
- No puedo alejarme, este es...
Una rubia de rostro feroz, apareció por detrás de Selena y le clavó una daga en la cintura. Sin tiempo, ni siquiera para gritar, ella se derrumbó en el suelo y la joven le sacó la daga y la guardó.
- “Ven con nosotros, debes cumplir tu destino” ¿No tienes idea de lo que haces, verdad, Victorie? Nadie vendrá contigo voluntariamente, con ninguno de nosotros. -
- No era necesario, la estaba convenciendo. -
- Los trabajos se cumplen, no importa de que manera. -
Victorie se acercó a Selena, su pulso era débil y estaba perdiendo mucha sangre. Katerina se arremangó la túnica color rubí, que llevaba sobre su vestido, y pasó el dedo por encima de un tatuaje que tenía en la muñeca. Al instante, un tercer joven se materializó junto a ella.
- Jensen, llévala con los demás. -
Él asintió, se la cargó al hombro y los tres desaparecieron en la espesura del bosque.

14 de abril de 2008

Capítulo 1


Ella miraba por la ventana, escrutando con la mirada a cada zorro que se detenía a oler el terreno o a cada pájaro que volaba por los alrededores. Selena Grey vivía con su hermana Cassandra, de la cual se hacía cargo desde hacía ya cinco años, en Gehux Town.
-¡Es mi cumpleaños! ¡Hoy es el mejor día de mi vida! -
- Felicidades. - respondió, intentando sonreír.
- ¿Qué te pasa? -
- Nada, todo está bien. - le dijo, sin apartar la vista de la ventana.
En realidad, Selena estaba muy asustada. Era el cumpleaños número catorce de su hermana y en lo único que podía pensar, era en lo que tenía que impedir. Estaba decidida a no salir de la casa, a no dejar que Cassandra se acercara al bosque o siquiera asomara la nariz a la puerta de la casa. Aunque no estaba segura de que eso los detuviera.
- ¿Puedo ir donde Ian hoy en la tarde? -
- No quiero que salgas de la casa, me gustaría que te quedarás. -
- Pero, por fav...
- Dije que no, no me hagas repetirlo. Cuando...
... sea grande te lo agradeceré, si lo sé. Entiéndelo, nunca serás como mamá. -
- No voy a decirlo dos veces, a tu habitación. ¡Ahora! -
Cassandra respondió con un gesto iracundo, que cruzó su rostro, y se marchó escaleras arriba. Todo este tiempo, Selena había cuidado ella temiendo que llegara ese día; aunque sabía que, llegado el momento, no podría hacer nada para detenerlo.
Selena se sentó, mirando con desagrado su café, las discusiones hacían que perdiera el apetito. Afuera, el viento agitaba los árboles del bosque y llovía copiosamente. El mínimo ruido sobresaltaba a Selena que retorcía, nerviosa, una servilleta de papel.
El almuerzo transcurrió el silencio, Cassandra estaba bastante ofendida (aunque sin razón, como la mayoría de las veces) y Selena se moría por confesarle la verdad; aunque sabía que no debía hacerlo. Ella pasó todo el día, sola, en la cocina escudriñando lo que pasaba afuera. Cassandra no volvió a bajar, ni siquiera para merendar. Solía ser bastante terca cuando se peleaba con su hermana mayor y ninguna de las dos dejaba de tirar de la cuerda hasta el último momento.
La noche fue cayendo lentamente y Selena caminaba nerviosa, describiendo círculos en la cocina. Los árboles eran azotados por el viento y había empezado a llover levemente. Las luces parpadearon y Selena giró bruscamente hacia las escaleras, donde le pareció ver una sombra.
- ¿Cassandra, eres tú? -
Silencio. Miró hacia el bosque: nada. El viento soplaba aún más fuerte y la lluvia formaba una gruesa cortina que impedía la visión. Volvió a llamar a su hermana: silencio. Corrió hacia el guardarropa del pasillo y tomó un suéter negro con capucha. Abrió la puerta y salió. Una muchachita caminaba hacia el bosque, accionada por una mano invisible.
-¡Selena! ¡Ayúdame! No puedo detenerme. - susurraba una vocecita que parecía venir del viento.
- ¡Cassandra! - gritó Selena, mientras corría.
La niña volteó, una mirada vacía le atravesaba el rostro. Ya había llegado al límite del bosque, cuando un lobo saltó de entre los arbustos, la derribó y la arrastró con él hacia la oscuridad.
- ¡Nooo! -

29 de febrero de 2008

Sinopsis


Selena Grey ha tomado la advertencia de su tía abuela Claire muy enserio. “A la edad de catorce años el legado de la familia caerá sobre los hombros de Cassandra. Tienes que protegerla y evitar que la historia se repita de nuevo.”Selena juró proteger a su hermana, aunque su existencia como humana esté en juego. Próximamente el primer capítulo de esta apasionante historia de vampiros...